POR QUÉ SERÁ ME GUSTA ESTAR AL COSTADO DEL CAMINO
"Al lado del camino", al costadito, "caminito al costado del mundo", alienado, como quieras llamarlo, por qué será que estoy siempre al costado del camino me pregunto a veces, desandando el camino tortuoso que muchas veces enrevesados nos trasamos...
Sin ni un tipo de vueltas, me encontraba dando vueltas -justamente- en laberintos, entre luces y sombras preguntándome:
- ¿Porqué será de noche siempre en mi humilde morada?; ¿será que tal vez sea ese el motivo por el cual siento tanto frío, cada vez que subo las escaleras hacia una infinita estela negra de incertidumbre? Se pregunta él, que cada vez que se olvida de pensar, lo piensa inconscientemente, psicóticamente; con un halo de terror corriendo en gota gorda por su huesuda espalda.
De repente suena como en un chasquido de dedos, la hoja punzante de la guadaña de San la Muerte, la cual me roza el rostro. Me corre de refilón por entre las narices -espasmado por el terror de desgarrarme las carnes con su liberación de este mundo mortal.
Pero como en un "flash" de cordura despierto de la pesadilla... estoy en mi casa con mis familiares, en un ambiente casi gótico, o asi se lo percibe en el aire a ciertos humores oscuros, tal vez por contenerse una atmósfera ineludible a obsesión de locura, muerte y sexo...
Como mi ración de comida como todos los santos días, austeramente, impávido, como preso magullando languidamente su engrudo putrefacto. Y aún asì, sin embargo, me imagino a las mejores manjares deshaciéndose en mi boca, y a veces hasta mi vieja se manda alguna que otra comidilla del agrado de todos los comensales góticos.
Ya rendido de tanto tedio, me acuesto en la oscuridad de una habitación en tinieblas; solo, en soledad y silencio, largo silencio de desesperación, ese que te aturde los oídos de tan zumbante. Pienso:
-Mañana, otro día...
Es la cadena autómata de la vida diaria, otra vez el día estereotipado de actores sociales,en el que a mí, cual payaso triste, me toca interpretarlo solo, en penumbras, con el frío corriendo por mis espaldas huesudas y cansadas de excesiva depresión.
Y aún, como un giro de 180 grados, ante todo esa negatividad circundando mis sienes, pienso quedan remansos que hacen pasar las exigencias diarias. Aquellas que sacian este hambre de trascendencia de la propia individualidad; el sentir un corazón latiendo, el de otro ser humano agitado por el ajetreo de los cuerpos y sus pulsiones. El sexo de cada cual entrelazado como si se tratara de una amalgama divina creadas por el "Hacedor".
Sin embargo, todo es efímero, escueto y fugaz como un gas suelto impertérritamente en el agua: ¿Somos engranajes de esta gran máquina sistémica que es la vida, o somos fines en sí mismo que usamos ciertos medios para llegar a unos fines? Quiero creer que lo segundo, porque a pesar de todo este círculo vicioso que se vuelve "cranear" un estado de cosas personal, todavía sobra la esperanza de estar vivo y de disfrutar los pequeños oasis de la vida. Las más de las veces, perra vida, pero gratificante en aquellos momentos que dejan sin aliento por su intensidad demoledora.
... to be continued.
Sin ni un tipo de vueltas, me encontraba dando vueltas -justamente- en laberintos, entre luces y sombras preguntándome:
- ¿Porqué será de noche siempre en mi humilde morada?; ¿será que tal vez sea ese el motivo por el cual siento tanto frío, cada vez que subo las escaleras hacia una infinita estela negra de incertidumbre? Se pregunta él, que cada vez que se olvida de pensar, lo piensa inconscientemente, psicóticamente; con un halo de terror corriendo en gota gorda por su huesuda espalda.
De repente suena como en un chasquido de dedos, la hoja punzante de la guadaña de San la Muerte, la cual me roza el rostro. Me corre de refilón por entre las narices -espasmado por el terror de desgarrarme las carnes con su liberación de este mundo mortal.
Pero como en un "flash" de cordura despierto de la pesadilla... estoy en mi casa con mis familiares, en un ambiente casi gótico, o asi se lo percibe en el aire a ciertos humores oscuros, tal vez por contenerse una atmósfera ineludible a obsesión de locura, muerte y sexo...
Como mi ración de comida como todos los santos días, austeramente, impávido, como preso magullando languidamente su engrudo putrefacto. Y aún asì, sin embargo, me imagino a las mejores manjares deshaciéndose en mi boca, y a veces hasta mi vieja se manda alguna que otra comidilla del agrado de todos los comensales góticos.
Ya rendido de tanto tedio, me acuesto en la oscuridad de una habitación en tinieblas; solo, en soledad y silencio, largo silencio de desesperación, ese que te aturde los oídos de tan zumbante. Pienso:
-Mañana, otro día...
Es la cadena autómata de la vida diaria, otra vez el día estereotipado de actores sociales,en el que a mí, cual payaso triste, me toca interpretarlo solo, en penumbras, con el frío corriendo por mis espaldas huesudas y cansadas de excesiva depresión.
Y aún, como un giro de 180 grados, ante todo esa negatividad circundando mis sienes, pienso quedan remansos que hacen pasar las exigencias diarias. Aquellas que sacian este hambre de trascendencia de la propia individualidad; el sentir un corazón latiendo, el de otro ser humano agitado por el ajetreo de los cuerpos y sus pulsiones. El sexo de cada cual entrelazado como si se tratara de una amalgama divina creadas por el "Hacedor".
Sin embargo, todo es efímero, escueto y fugaz como un gas suelto impertérritamente en el agua: ¿Somos engranajes de esta gran máquina sistémica que es la vida, o somos fines en sí mismo que usamos ciertos medios para llegar a unos fines? Quiero creer que lo segundo, porque a pesar de todo este círculo vicioso que se vuelve "cranear" un estado de cosas personal, todavía sobra la esperanza de estar vivo y de disfrutar los pequeños oasis de la vida. Las más de las veces, perra vida, pero gratificante en aquellos momentos que dejan sin aliento por su intensidad demoledora.
... to be continued.
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